Un antiguo local transformado por el estudio Nimú en oficinas en el barrio madrileño de Malasaña. Se buscaba un ambiente relajado y fresco, con materiales y mobiliario ligero, que pudiera resultar un espacio versátil. El estudio ha traducido estas premisas en un espacio sencillo con su sello de identidad; diseño escandinavo en el que conviven piezas de diseño con mobiliario al que se le ha concedido una segunda vida.
Un espacio versátil y fresco
El local se ha reconfigurado y se ha dotado al espacio de una zona de reuniones, unificado los baños en uno y situado una cocina en la zona de entrada conservando la carpintería existente. El resto de la estancia queda abierta y decorada con lo justo para lograr la versatilidad buscada y que pueda ser utilizada como oficina de casi cualquier tipo de negocio.
Oficina de diseño escandinavo
Todo el suelo se ha revestido en color abedul y las paredes blancas; salvo la pieza que alberga los aseos y cocina, que ha sido revestida con azulejo en pequeño formato de color verde agua. Una gran puerta corredera de madera de pino separa la sala de reuniones del espacio abierto y en la misma madera un banco corrido diseñado por el estudio recorre toda la sala.
La iluminación general de pantallas fluorescentes colgadas del techo se completa con mini lámparas de mesa en distintos colores y apliques en forma de globo en paredes. En la sala de reuniones una gran lámpara colgada de techo estilo industrial.
Mobiliario recuperado convive con piezas de diseño
El mobiliario está compuesto por mesas de tablero aglomerado alrededor de las cuales se disponen sillas de diferentes diseños entre las que reconocemos a la danesa J77 de Hay y la CH24 de Carl Hansen.
La ligerísima decoración se completa con mesas auxiliares y plantas naturales, convirtiendo a este sencillo espacio en una acogedora oficina donde a muchos nos gustaría trabajar.
Interiorismo: Nimú,equipo de diseño.
Fotografía: José Luis Lara.